La volatilidad en la bolsa

La actual situación del entorno económico con un euro que se cambia por encima de los 1,46 dólares, el crudo (en su referencia europea el Brent), negociándose en el entorno de los 114 dólares y las perspectivas ya firmes de un alza de los tipos de interés el próximo mes de julio, ha incrementado la volatilidad del mercado.

¿Qué es la volatilidad?

Quizás el ejemplo más ilustrativo sea aquel que caracteriza a la velocidad del movimiento de los precios (al alza y a la baja) así como la magnitud y oscilaciones de los mismos. En estas condiciones, la volatilidad se mide generalmente por la desviación estándar bajo el supuesto del ruido blanco.

Para el caso que nos ocupa y desde mi perspectiva, la volatilidad representa la capacidad de absorción del mercado de la información que le llega. Esta información es atemporal (no depende del tiempo), está influida por la información precedente, llega en paquetes y no influye de la misma manera según la tendencia del mercado (la volatilidad es mayor en mercados bajistas que alcistas).

Es decir, la volatilidad no es lineal, sino que además de depender de volatilidades anteriores, forma “clusters” a lo largo de una serie temporal.

Según esto, entonces la volatilidad es antipersistente: revierte más rápidamente a su media que el ruido blanco, pero no a una media estadística determinista, sino a una media que no está basada en métodos estadísticos deterministas. Se trata incluso de una media no lineal con las implicaciones que la no linealidad tiene en la construcción de modelos y cálculos.

Volatilidad implícita

Esta volatilidad es la que en los derivados financieros, más concretamente en las opciones, se conoce como volatilidad implícita, verdadero caballo de batalla para los especuladores de opciones, cuyo objetivo no es el de tratar de predecir la prima futura del derecho, sino la volatilidad futura del mismo (es sabido que a mayor volatilidad mayor prima y a la inversa).

En consecuencia si la volatilidad como propongo en este blog, es información, entonces la entropía del sistema podría utilizarse como expresión alternativa de medida de la información (o su contrario la negentropía), de manera que pudiera obtenerse el grado de orden (negentropía) o desorden (entropía) del sistema dadas las características de irreversibilidad de la misma.

Cómo calcular la volatilidad

En segundo lugar, determinar la volatilidad no es fácil de calcular. Por aproximación, se corresponde con la varianza (y su raíz, la desviación estándar). Sin embargo, no hay que olvidar que los modelos no lineales, aunque todavía en estado precario, colaboran en gran medida a analizar esta volatilidad que escapa a los estadísticos o econométricos deterministas cuyo primer atisbo son los modelos ARCH y GARCH, principio para la no linealidad y fin para la linealidad.

Por tanto, los modelos ARMA y los GARCH, en general, suponen la frontera entre los modelos deterministas lineales y los no lineales.

Todo lo cual, la volatilidad es un factor más relevante, si cabe, que la propia tendencia de los precios ya que afecta no sólo a la propia negociación sino a los instrumentos derivados de los mismos.

Cómo negociar la volatilidad

Entonces, ¿Cómo negociamos con la volatilidad? La importancia radica en seguir un tipo u otro de modelo asumiendo previamente las hipótesis en las cuales se esté desarrollando la decisión de mercado: si se asume un grado de correspondencia elevada que permita aplicar a los precios un movimiento ajustado a la Normal, podríamos echar mano de sus respectivas medidas estadísticas básicas: Esperanza y Varianza como integrantes de la Beta y, de ahí, los modelos de gestión de carteras afines (APT, etc.).

Si optamos por avanzar en el uso de modelos analíticos que tratan de suavizar el componente psicológico inherente en todo mercado y nunca eliminable del todo, los movimientos no lineales suponen un camino alternativo, más complicado, pero más completo.

Independientemente del camino seguido, en toda inversión hay tres elementos a considerar: rentabilidad, riesgo y liquidez y la relación entre estas tres variables y la volatilidad no es directa.

A mayor volatilidad… ¿Mayor liquidez?

Si por liquidez entendemos posibilidad de mercado y, por extensión, de negociación del valor (hay posiciones de compra y de venta) los instrumentos más líquidos son los futuros…no exentos de su volatilidad correspondiente. En cuanto al riesgo, sí podemos deducir que a mayor volatilidad, mayor riesgo puesto que la probabilidad de ganancia o pérdida (éste es el verdadero riesgo que entiendo de una inversión) aumenta conforme aumenta el movimiento y la rapidez del misma. En lo concerniente a la rentabilidad, la cuestión es doble: por un lado, efectivamente cuánto mayor es la volatilidad se amplía el diferencial entre la inversión y la recuperación de la misma…pero también es posible obtener rentabilidad en el caso de una volatilidad reducida, por ejemplo, con la venta de opciones (CALL o PUT).

Por ello, la volatilidad es un elemento fundamental no exclusivo del mercado bursátil (en el que también se incluyen los warrants, en definitiva, opciones a largo plazo emitidos al margen de MEFF).

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